Acompáñenos en un recorrido a través de la historia de Suarez en el Compromiso y la evolución por décadas del solitario 3006 como gran icono de la casa.
El solitario es sin duda uno de los grandes clásicos atemporales de la joyería que nos ha acompañado durante 80 años de historia. Como su nombre indica, esta sortija está compuesta por un solo diamante central como protagonista.
Aunque este diamante suela aparecer en talla brillante, podemos encontrarlo en otras opciones de talla. En algunos modelos también puede estar rodeado por una orla de diamantes o incorporar esta misma piedra preciosa en los brazos de la joya.
Aunque existan muchos modelos de solitario, el más reconocible de Suarez es sin duda el 3006. Una evolución del diseño clásico adaptado al momento presente.
Sus brazos en oro blanco se estrechan ligeramente para elevar el diamante central en talla brillante a su máxima expresión, mientras que seis discretas garras lo rodean para revelar todo su esplendor. Un solitario que es pura luz.
La historia de Suárez y el compromiso comienza en 1943, cuando los solitarios se fabricaban en oro blanco y el platino, con orlas fantasía muy en tendencia durante aquel momento.
Después, en 1960, el diseño experimenta un cambio radical, sus brazos son extremadamente finos en la parte superior y muy anchos en la parte inferior. En este punto aparece el diamante engastado con mucha altura y ocho garras.
En 1970 el diseño cambia de forma radical el engastado del diamante es mucho más bajo y el diseño pasa a tener 6 garras.
En la década de los 80 la montura pasa a ser de oro amarillo, los diamantes aparecen en chatón, y la silueta de los brazos es mucho más redondeada y voluminosa.
En los 90 la montura mezcla oro blanco en el chatón que engasta el diamante y el exterior de la montura es en oro amarillo. A los solitarios en este momento se les da un volumen y grosor mucho mayor.
En el 2003 nace nuestro icónico solitario 3006 en oro blanco y con seis garras que consiguen sacar el máximo brillo de nuestros diamantes. El brazo de las sortijas es un poco más grueso y cuadrado.
En los años posteriores se va afinando el diseño, los brazos se suavizan y redondean. Se da mucho más protagonismo a las garras, más gruesas que en sus diseños anteriores, y se rebaja ligeramente el engastado.
En el 2016 se comienzan a afinar las bandas y se baja aún más el engastado para conseguir dar el mayor protagonismo a la gema central.
A partir del 2018 y hasta el momento presente, el solitario 3006 consigue dar el máximo protagonismo a la materia prima. El perfil de la joya hace una ligera curva en la subida de la montura hacia el diamante para realzar el brillo de la piedra.